NI UN MINUTO
Ni un minuto, todo fue bien, solo paso un poco de calor porque por vergüenza no se quito la chaqueta que previamente se había abrochado hasta el gaznate. Ni un minuto de soledad, todo fue bien, porque todo el grupo de su clase se brindo a ayudarla en lo que fuera necesario, porque las chicas la adoptaron en su club en esa primera mañana, porque la invitaron a jugar en el recreo, porque aquí, en Madrid, los niños, los profesores, y en definitiva la gente es amable por naturaleza, te acogen sin vergüenza ni temor, te dan la mano y te acompañan sin mirar de donde vienes ni como...
Salió de clase abrazada a su nueva amiga Mayra, boliviana de nacimiento, madrileña de adopción y al verme me sonrió feliz, y yo vi sus ojitos achinados y brillantes de alegría, se acerco y me abrazo, me beso y.... al encaminarnos hacia casa, comenzó a hablar, contándome sin parar y casi sin respirar como había sido su mañana, esa mañana tan importante en su vida, en la que no tuvo, ni un minuto de soledad....
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